16 Fabulas Con y sin Moraleja



Fabula el Pastor mentiroso
Estaba un pastor de ovejas junto con su rebaño, el cual comenzó a gritar con todas sus fuerzas: "¡Auxilio! ¡Auxilio! El lobo viene por mis ovejas". El pueblo, dejando a un lado todos sus quehaceres, acuden al llamado del joven, para darse cuenta que no es mas que una chanza pesada.



El joven vuelve a hacerlo una segunda vez, y temiendo el pueblo, volvió. Sin embargo, nuevamente no era mas que una burla. Luego gritó de nuevo, siendo esta vez verdad que el lobo estaba atacando, sin embargo el pueblo no creyó en sus gritos, por lo que la fiera terminó devorándose el rebaño.



Fabula el Jilguero Tímido
Había una vez un Jilguero que no quería cantar. Todas las demás aves se preguntaban por qué no quería cantar, y el siempre les respondía: "Jamás cantaré para ser objeto de burla."

Un día, un Perico se le acercó al Jilguero para decirle: "¿Por qué tienes miedo? Canta, que nadie se reirá de ti." Sin embargo, el Jilguero no quiso cantar, ni tampoco le respondió nada al perico. Luego llego una Cotorra y también se le acercó al Jilguero y le dijo: "Te escuché una vez mientras cantabas en el bosque. ¡Tus cantos son hermosos! ¿Por qué no quieres cantar ahora?."

Aún así el Jilguero siguió sin decir nada. Hasta que finalmente se le acercó un Ruiseñor y comenzó a cantar de una forma muy hermosa. Sin emargo, el Jilguero siguió con apatía, así que le preguntó: "Jilguero, ¿por qué no te unes a mi en canto? Haríamos un gran dúo." Y el Jilguero le confesó sus miedos al Ruiseñor. Y este le dijo: "No importa si cantas bien o mal, eso es asunto tuyo. Pero si no cantas, ni si quiera para ti mismo, entonces no eres un Jilguero, ni eres nada."

Fabula la familia Topo y el Liró
Cuenta la historia, que una pequeña familia de Topos era vecina a un Lirón. El señor Lirón era un poco amargado, y un día un Topito fue a la casa del Lirón y le preguntó:

- Buenas, señor, mi mamá se preguntaba si podría usted prestarnos un kilo de harina para preparar un pudin.

El señor Lirón, muy amargado y casi sin querer hacerlo, le dio el kilo de harina y le enfatizó mucho en que le debían un favor. Mas tarde, ese mismo día, regresó el topito a la casa se su vecino, pero está vez pidiendo medio kilo de azúcar. El Lirón, bastante indignado, con rabia y a propósito le entregó al topito medio kilo de sal sin decírselo.

Unas horas mas tarde, llegó toda la familia Topo a la casa del vecino. Cuando el señor Lirón abrió, vio a toda la familia con un enorme pudin diciendo:

- ¡¡FELIZ CUMPLEAÑOS SEÑOR LIRÓN!!, le hemos traído este pudin para celebrar.

El señor Lirón estaba muy avergonzado por lo que había hecho, así que les dio las gracias, y aún sabiendo que estaba hecho con sal por su culpa, se lo comió sin decir una sola palabra.


Fabula el Astrónomo
Había un astrónomo que le gustaba todas las noches ir a ver los astros. Un día, mientras caminaba por los campos que quedaban fuera de la ciudad, observaba y contemplaba el cielo, cuando cayó en un enorme pozo.



Al caer, comenzó a gritar y lamentarse. En esto pasó un hombre, quien le preguntó como había terminado en semejante desgracia. Al conocer lo sucedido, se limitó a decirle:

- Compañero, ¿quieres ver los astros que están en el cielo pero no ves todo lo que hay en la tierra?

Moraleja: Muchos muestra su ego asegurando poder hacer cosas sorprendentes y maravillosas, cuando la realidad es que no pueden si quiera con las cosas ordinarias de la vida.



Fabula la Zorra y el Perro
Una zorra entró a un rebaño lleno de corderos y se acercó a un pequeño cordero. Lo acercó a su pecho y fingió acariciarlo. El perro, que cuidaba el rebaño, se dio cuenta de lo que sucedía y le dijo a la zorra:


- ¿Que crees que estás haciendo?
- Solo lo acaricio y juego un poco con el -le dijo la zorra, fingiendo cara de inocencia-.
- Pues si no quieres conocer mis caricias, ¡entonces suéltalo! -le respondió el perro-.



Fabula la Mujer intratable
Era una mujer que era muy violenta con la personas que vivían en su casa. Un hombre, intentando ver si trataba igual a los criados del padre, la envío a su casa. Al regresar luego de varios días, el marido le preguntó a la mujer: ¿Cómo te han tratado los criados de tu padre?



La mujer le respondió: Todos los pastores me han mirado de reojo durante toda mi estadía. El hombre, en respuesta, le dijo: Si así te miraban los pastores que solo regresan en la noche, ¿como crees que te mirarán con los que pasabas el día entero?

Moraleja: Muchas veces, las pequeñas cosas descubren las mas grandes. Y las visibles, descubren las ocultas.



Fabula el Perro que soltó su presa
Estaba un perro que atravesaba el río nadando, mientras en su boca llevaba un buen pedazo de carne. El perro vio su reflejo en el río, y creyendo que se trataba de otro perro que llevaba una gran presa, intentó quitársela.



El mismo perro quedó engañado y por su avaricia quedó sin presa, porque no solo soltó la que ya tenía, sino que tampoco pudo tomar la que quería.

Moraleja: Quien envida lo del otro, pierde con justicia lo propio.




Fabula la Liebre y la Tortuga
Un día estaban la liebre y la tortuga discutiendo acerca de cual de los dos era mas veloz. Luego de mucho discutir, decidieron que la mejor manera de resolverlo era participando de una carrera.



El día de la carrera, la liebre confiada por su gran velocidad, no se apuro por ir muy rápido, sino que se acostó a un lado del camino hasta que se quedó dormida. La tortuga, sin embargo, sabía que era mucho mas lenta, así que corrió sin cansancio hasta llevarle mucha ventaja a la liebre.

La tortuga ganó la carrera y la liebre no pudo hacer nada.

Moraleja: Al final, el trabajo duro y la disciplina siempre termina venciendo los talentos y dones naturales.



Un hombre, agricultor, estaba muy enojado con una zorra. El hombre la odiaba porque la zorra le ocasionaba muchos daños en sus cosechas, y cada día hacía lo posible por atraparla.



Llegó el día en que el hombre pudo atraparla, y con mucha ira, decidió tomar venganza de la zorra. Así que tomó su cola, le ató un pedazo de tela grueso empapado en aceite, y le prendió fuego. La zorra, en su desesperación mientras se quemaba, trato de huir y terminó en los campos del insensato hombre. Al seguirla, solo pudo ver con lagrimas, como toda su cosecha se perdía por el fuego.

Moraleja: La venganza, el resentimiento y el odio son sentimientos que causan mas daño a quien los siente, que a quien los causa. Aprende a perdonar.



Un león, que ya había llegado a su etapa madura, ya no podía conseguir su comida a la fuerza, como lo hacía antes. Así que decidió usar la astucia para lograrlo. El león se fue a una caverna y se echó al suelo haciéndose pasar por enfermo, con el fin de que los animales fueran a visitarle y el poder comérselos.



Ya habían caído varios en su pequeña trampa, hasta que un día la zorra decidió ir a visitarlo. Ella ya se había dado cuenta de su trampa, así que a una distancia prudente de la caverna le preguntó al León como estaba.

- ¡Muy mal!, le respondió el león, y preguntó también que por qué no entraba a visitarlo.
- Hubiese entrado, si no viera muchas huellas de animales que entran pero ninguna de animales que salgan.

Moraleja: Los hombres sensatos están pendientes de indicios de peligro y los evitan.




Un feroz León y un enorme Oso se encontraron al mismo tiempo un ciervo. Para decidir cual de los dos se quedaba con la presa, decidieron tener un combate, el que ganara se la llevaba. Mientras peleaban fuertemente, y sin ellos darse cuenta, pasó una astuta zorra.



La Zorra, al verlos pelear y darse cuenta que estaba muy exhaustos, aprovechó la situación y se llevó el ciervo. Corrió muy lejos, mientras el León y el Oso solo pudieron ver como se iba, pues estaban muy cansados para correr tras de ella.

Entre ellos se murmuraron: "¡Que desdicha! Tanto esfuerzo y lucha para que la presa se la quedara la Zorra."

Moraleja: Muchas veces, por el egoísmo al no querer compartir, terminamos perdiendo todo. 

Era un hipopótamo que siempre se quejaba de estar enfermo, no obstante que siempre se lo veía saludable, cerca del agua, el barro y el sol. El hipopótamo visitaba con frecuencia al médico. En la primera consulta el médico le dijo que no tenía nada, pero el descomunal paciente montó en cólera y poco faltó para que lo lanzara por la ventana del consultorio.



Por esa razón, de ahí en adelante, el galeno lo auscultaba, le diagnosticaba una enfermedad terminada en itis y otra en osis, le recetaba píldoras de diversos colores y le cobraba la consulta. El hipopótamo pagaba contento las consultas y más contento se tomaba las píldoras. Al otro día decía: ¡Estoy curado!, hasta que unos días después se sentía enfermo de nuevo.

El hipopótamo vivió toda su vida "enfermo", y proclamando hacia si mismo enfermedades incluso desconocidas para los doctores. Luego de unos años, murió.

Moraleja: Lo que pensamos y declaramos para nuestras vidas es lo que tendremos. Si piensas y predicas cosas positivas, atraerás cosas buenas, y viceversa.




El gato Pío y el perro Pablo fueron muy amigos en la escuela de la selva. Extraordinarias aventuras compartieron en su infancia. Cuando crecieron, cada cual siguió su camino. El gato Pío empezó vendiendo especias en la plaza pública y con los años se convirtió en un rico mercader que iba hasta las ciudades de los lejanos desiertos en busca de piedras preciosas, finas telas y perfumes.



Por su parte, el perro Pablo con su pincel fue plasmando en el óleo un mundo colorido, original y maravilloso. Cuando el gato Pío pasó por su aldea, fue a saludar a su viejo amigo. Grato fue el encuentro. Cada cual contó su historia. Ambos recordaron los buenos tiempos y saborearon el vino de la amistad.

El gato Pío vio los cuadros de su amigo y los elogió, salvedad hecha de uno más pequeño en el que se veía a un pintor en medio de las sombras, luchando contra ellas. El gato le dijo:


Por siempre, la corona de belleza la habían ganado las gallinas. Cada año, una rozagante y pechugona gallina era elegida reina de las aves. Pero los tiempos cambian y en esta oportunidad, el título le correspondió a una joven y espigada garza.



Las gallinas no se dieron por vencidas. Su estrategia: Los aeróbicos, el maíz light, la liposucción y otras técnicas no menos audaces y eficaces. Recuperaron el centro y la corona, pero perdieron en competitividad y mercadeo. Ahora solo ponían medio huevo.

Moraleja: Muchas veces nos preocupamos mas por las cosas vanidosas de la vida, como la belleza física, que por las virtudes que realmente importan: la inteligencia, el amor, responsabilidad, etc.




En un río un poco profundo y turbulento, estaba un muchacho ahogándose y exclamando gritos de auxilio. Pasó en ese momento un viajero, y el joven afanado le pidió su ayuda para sacarlo de las aguas. Sin embargo, el viajero solo se quedó de pie, observando y reprendiendo al joven por haber sido tan imprudente.



El joven, mientras se ahogaba, le gritó: "¡Señor, por favor, primero me ayuda y luego me regaña!"

Moraleja: Un buen consejo, debe ir acompañado de una ayuda. No sirve de mucho aconsejar sin ayudar.



Los lobos quería adueñarse del rebaño lleno de carneros, pero los perros guardianes se los impedían. Usando su astucia, hablaron con los carneros para pedirles que dieran a sus perros:



- "Por culpa de los perros hay enemistad entre nosotros. Si los entregan, la paz volverá a reinar entre los dos grupos".

Los carneros, ingenuos, les entregaron a los perros. Los lobos, con el camino libre de los perros, se adueñaron del rebaño.

Moraleja: No traiciones a un amigo que te brinda apoyo y protección. No confíes en aquellos que solo buscan obtener algo de ti.

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